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Adiestrados para "ver"

perro lazarilloEn España hay alrededor de mil personas invidentes que nunca van solos, que están siempre con un perro guía pegado a sus piernas. Son "sus ojos" y mucho más. Estos perros entrenados les hacen la vida mucho más fácil. A través de una persona ciega, queremos comprobar la diferencia entre circular con un bastón a hacerlo con un perro guía. En un sólo día nos damos cuenta de lo que son capaces de hacer estos animales, y la verdad es que nos quedamos sorprendidos.

Vamos a dar una vuelta con Miguel, un afiliado de la ONCE que lleva años con la compañía de perros guía. Haremos simplemente lo que suele hacer un día normal. Del trabajo a su casa, primero por calles de Madrid, y luego en metro. Hemos hecho este recorrido dos veces, primero con Miguel y la única ayuda de su bastón, y una segunda vez con Flin, su Labrador guía.

"Cuando vas sólo con el bastón, mientras vas andando, tienes que estar muy concentrado, muy tenso. Vas pegado a los muros para tener una referencia con el bastón, tienes que tener cuidado con farolas, sillas de terraza, y escuchar mucho. Los ruidos te dicen si viene un coche, una moto", comenta Miguel. "Con perro es algo completamente diferente. Vas más relajado, más deprisa y puedes ir pensando en tus cosas. Disfrutas del paseo porque confías plenamente en lo hace el perro".

Nada más salir con el bastón, Miguel casi se tropieza con una pequeña escalera pegada a la pared. Los bolardos de las calles también son un problema. Si no los detecta con el movimiento "en abanico" del bastón, es fácil que se golpee las piernas. Miguel casi choca con un cartel que anuncia el menú del restaurante. Giramos por una calle estrecha. Una acera de apenas 50 centímetros llena de farolas en medio. Complicado pasar por aquí si eres invidente. Después varios cruces y el mismo problema. Cómo saber cuando llegas al bordillo para no tropezar. Hay que sumar cubos de basura en mitad de la acera y motos aparcadas en nuestro camino. Estamos cerca de la boca de metro, pero es difícil encontrar la entrada, bajar las escaleras y entrar por los tornos correctos. Y peligroso, ya en el andén, entrar por la puerta automática del vagón. Hemos tardado en hacer este recorrido casi 40 minutos, un paseo que no supera los dos kilómetros.

Al día siguiente, Flin sale con Miguel exactamente desde el mismo sitio. Está algo nervioso por nuestra presencia, pero es salir a la calle, y su gesto cambia: está completamente centrado en hacer su trabajo, en guiar a Miguel como le han enseñado.

El perro sortea la escalera que casi hace tropezar a Miguel el día anterior, le lleva por el centro de la acera para evitarlo. Hace lo mismo con los bolardos y con el cartel del restaurante en mitad de la calle. Llegamos a una zona complicada, la acera estrecha de las farolas en medio. "El perro está entrenado para calcular su anchura y la tuya. Si él ve que cabe por un lugar estrecho, pero tú no ofrecerá una segunda opción para evitar el choque. Se llama el "concepto hombro": calcula la distancia hasta tu hombro contrario", nos explica Miguel. Y en la calle Flin nos lo demuestra en la práctica. Una tras otra sortea todas las farolas, cubos de basura y motos del camino. El perro sale de la acera , se queda quieto para indicar que hay un bordillo, Miguel escucha si vienen coches, da la orden y Flin bordea los obstáculos para volver a la acera cuando ve el camino libre. "El perro te permite ir por el centro mucho más rápido y sin estar pendiente con el bastón de posibles obstáculos", nos dice su dueño.

En cada cruce, el mismo ritual. El animal se para y marcar el bordillo. Después espera la orden para cruzar cuando no haya ningún sonido de motor cerca. Llegamos cerca del metro. "Le puedes dar órdenes con palabras. Por ejemplo si le dices "Metro", "puerta", "escalera", te busca cada cosa". Y Flin nos deja otra vez sorprendidos. A la orden de "metro", el animal le guía perfectamente hasta la entrada. Después baja las escaleras y lleva a Miguel hasta el torno correcto. Lo mismo hace en el andén, con la puerta de entrad ala vagón.

La prueba demuestra de lo que son capaces estos perros. En el centro de adiestramiento de la ONCE, casi todos son Labradores, aunque también hay otras razas como Pastores Alemanes. Estos animales se quedan los primeros 9 mese de vida con familias de adopción. Después empieza la selección, ya que no todos valen. Si son muy nerviosos o juguetones volverán para siempre con su familia adoptiva. Si son aptos para ser perros guías empezarán el adiestramiento. Para ellos es como un juego, un juego que durará toda su vida y que abrirá los ojos de sus dueños.

Podéis ver el video aquí

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Fuente: Telecinco

Publicado por Cuida Tus Mascotas