Hoy vamos a aprender más sobre la gestación y el parto canino para poder ayudar a nuestra compañera lo mejor posible en estos momentos tan importantes.
La gestación en las perras
La gestación en las hembras de perro suele durar aproximadamente dos meses, por lo que se trata de un proceso bastante rápido en comparación a lo que estamos acostumbrados.
Aunque sea poco tiempo, lo cierto es que el hecho de que queramos a nuestra compañera nos hace en ocasiones pasarlo bastante mal durante este tiempo, ya que vemos que se va acercando la fecha y tememos no actuar correctamente y que pueda pasarle algo.
Por ello, a continuación vamos a dar algunas indicaciones para ayudaros a que os tranquilicéis y os sintáis mucho más cómodos con esta situación.
El parto canino
Ya ha llegado el momento y nuestra compañera se ha puesto de parto. Lo primero que debemos tener muy claro es que el parto es algo totalmente natural, y al igual que nos ocurre a los humanos, en el caso de los perros se produce independientemente de las ayudas externas. Es decir, en muy raros casos hace falta algún tipo de ayuda.
Por ello, incluso aunque no estuviésemos nosotros presentes, lo más normal es que el parto finalice perfectamente bien. Esto significa que debemos disfrutar de este momento como un momento fantástico y muy especial para nuestra familia, dejando de lado los miedos y los nervios en la medida de lo posible.
El parto suele durar un máximo de un día, aunque por norma general suele finalizar en unas cuantas horas. También existe la posibilidad de que si se trata de una perra que va a parir por primera vez, el tiempo puede llegar a extenderse a un día y medio.
Una buena forma de saber que se va acercando el parto es tener en cuenta si empieza a segregar leche además de la temperatura de nuestra amiga. Por norma general, cuando empezamos a ver que sale leche quiere decir que queda aproximadamente una semana. Lo mismo ocurre con el tema de la temperatura, ya que suele descender aproximadamente 1 °C.
Ni que decir tiene que es importante tener en cuenta la alimentación y el seguimiento por parte de un veterinario durante la gestación y posteriormente al parto, ya que es la mejor forma de garantizar que todo tendrá lugar de la forma correcta así como de evitar enfermedades como es el caso de la eclampsia.