Uno de los posibles problemas que podemos tener con nuestra mascota es que tenga miedo. Esta reacción puede ser la consecuencia de otro tipo de conflictos en su conducta, como el nerviosismo o estrés, y la agresividad.
En muchas ocasiones, un perro que ladra es motivo de que se siente inseguro. Con el ladrido, el animal intenta ahuyentar a lo que le provoca esa inseguridad, en caso de que no se detenga y/o desaparezca esa situación, es posible que se sienta acorralado y ataque.
El lenguaje corporal de un perro con miedo es muy significativo y fácil de identificar: orejas agachadas y cola entre las patas. En cambio si el perro tiene la boca abierta, demuestra tranquilidad; si bosteza, está relajándose; y si tiene el pelo erizado es que está preparado para atacar. Es muy importante tener en cuenta estos signos en el animal, y actuar en consecuencia.
Soluciones ante un perro miedoso.
Si puedes identificar a tu perro en la descripción anterior es necesario poner solución.
Lo que primero tiene que saber el dueño de un perro miedoso, es que su animal no es una persona, por eso, ante una situación de inestabilidad no debemos tratar al perro con palabras de afecto y cariño, este comportamiento será interpretado por el animal como una actuación correcta, ya que llama a su dueño para que lo proteja y lo hace.
El miedo en el perro provoca mucho estrés en el animal, una buena forma de desgaste son unas sesiones en el ejercicio, al igual que en las personas, les tranquiliza y les relaja.
Una parte muy importante en la educación del animal es la no utilización en ninguna situación del castigo físico. Esta actuación puede provocar actuaciones de miedo y de agresividad en el perro, incluso puede llegar a atacarnos.