Tener una buena convivencia no consiste en un juego de premios y castigos o gritos, se trata de enseñar al perro lo que puede y lo que no puede hacer. Este camino es largo en algunas situaciones, pero si toda la familia se implica en la educación y siguiendo unas normas básicas, tendrás a un perro obediente y equilibrado. Piensa que en la mayoría de ocasiones, los perros son agresivos y desobedientes por la falta de educación por parte de sus dueños.
- Una de las partes más importantes en la convivencia con tu animal es el manejo de la comida. Probablemente los alimentos son la parte que más influye en el comportamiento del perro. No se le debe dar comida cuando sus dueños están en la mesa, por mucha cara de pena que ponga y mucho que insista. Además dar de comer al perro con la mano nos sitúa en un nivel jerárquico inferior. En este apartado no hay que ceder a sentimentalismos y hay que ser racional.
- Durante el paseo no se deben permitir conductas como perseguir a palomas o gatos, enfrentamiento y/o agresión a otros perros o agresiones a personas que se acerquen al dueño. Es muy importante que el perro acuda a la llamada y obedezca a señales sencillas como “sentado”, por ejemplo.
- Mientras el perro está aprendiendo es necesario premiarle como incentivo. Premiar al animal no supone darle golosinas hasta cebarle, y cuando la conducta que quieres enseñarle está aprendida, debes eliminar la recompensa.
- Cuando nos reencontramos con nuestro perro debemos intentar controlar las muestras de afecto ya que pueden trasmitir sumisión al perro y, por consiguiente, algunos problemas.
- El perro debe tener sus propios juguetes, y que sean apropiados para mascotas. Puedes utilizar los interactivos para despertar en él la inteligencia y la resolución de problemas.