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El VIF, el SIDA de los gatos

Aunque seguramente muchos de nuestros lectores no lo saben, lo cierto es que existe el SIDA de los gatos, aunque en realidad es el virus de la inmunodeficiencia felina y se abrevia VIF.

sida en los gatos

El VIF, una enfermedad muy peligrosa

El VIF es junto al FeLV las dos mayores enfermedades que pueden acabar con nuestros compañeros. El mayor problema es que por el momento no existe ninguna vacuna específica por lo que cualquier felino que se encuentre en la calle corre el riesgo de poder contagiarse.

Este virus tiene una incubación muy larga y lo que hace es destruir las defensas de nuestro gato, de forma que genera una inmunodeficiencia que acaba desembocando en distintas infecciones y complicaciones crónicas que finalmente acaban con la muerte de nuestro animal.

No obstante, si tenemos la posibilidad de detectarlo a tiempo y tratarlo, existen muchas posibilidades de que dure con salud durante muchos años.

Esta enfermedad cuenta con cinco fases de desarrollo siendo la primera entre 4 y 16 semanas donde podremos observar diarrea, fiebre, hinchazón de ganglios, neutropenia y alteraciones respiratorias.

La segunda fase es la de portador asintomático, y cuenta con una duración indeterminada. Esto quiere decir que es portador del virus pero en apariencia nuestro amigo se encuentra bien.

La tercera fase es cuando se desarrolla la infección y los síntomas son más similares a los del SIDA de los humanos. Es decir, pierden peso, pierden el apetito, tiene fiebre, aparecen anemias, alteraciones de comportamiento, etcétera.

Seguidamente podemos ver la cuarta fase en la que ya podemos apreciar un malestar generalizado en nuestro gato. Por otra parte también suelen ser frecuentes las diarreas así como la gingivitis, el adelgazamiento, infecciones en la piel y llagas en la boca. Esta etapa puede durar incluso muchos años y acaba desembocando en la quinta fase en todo caso.

La quinta fase es lo que se conocería como el VIF en sí, y podremos apreciar infecciones así como distintas patologías. Éstas irán aumentando hasta que finalmente causaran la muerte.

El contagio del VIF

La forma más habitual de contagio de este virus es mediante la saliva, aunque en segundo lugar, y con mucha frecuencia, encontramos la transmisión a través de la sangre. Es por ello que dicha enfermedad es más habitual en los gatos callejeros, ya que además de estar con más gatos que no están cuidados, también pueden verse sometidos a peleas ya que son más territoriales.

Es por ello que recomendamos realizar análisis de sangre regulares como un sistema de precaución.

Los síntomas del VIF

Al principio, los síntomas más habituales son el decaimiento, la pérdida de apetito, la fiebre, vómitos, etcétera. En el caso de que veamos que nuestro gato empieza a tener estos síntomas es mejor dirigirnos cuanto antes a nuestro veterinario de confianza para poder determinar si existe posibilidad de contagio.

El tratamiento del VIF

No existe ninguna vacuna para poder tratar esta enfermedad, por lo que lo mejor que podemos hacer es prevenirla evitando que el gato salga de casa y realizando las pruebas pertinentes.

En el caso de que tenga alguna pelea y llegue con alguna herida podemos realizar tratamientos para lo cual en primer lugar tenemos que consultar con nuestro veterinario.