La perra Laika fue el primer animal vivo en orbitar alrededor de la Tierra. Lo hizo a bordo de la nave soviética Sputnik 2, el 3 de noviembre de 1957. Laika no tuvo suerte en la vida, no sabemos cómo vino al mundo, la recogieron de la calle cuando tenía 3 años de edad. Era pequeña, pesaba unos 6 kg, muy dulce y tímida.
Tuvo varios nombres antes de conocerla por el que pasó a la historia:
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Kudryavka (rizadita),
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Zhuchka (bichito) o
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Limonchick (limoncito),
para terminar con el nombre por la que se la conoce mundialmente, Laika.
Su entrenamiento estuvo a cargo del científico Oleg Gazenko. En el entrenamiento requería acostumbrar a los perros a entornos que encontrarían en el viaje, como el espacio reducido de las cápsulas, ruidos, vibraciones y aceleraciones. Era parte del entrenamiento exponer a la perra a fuerzas centrífugas en simuladores hechos para tal efecto. Durante estas actividades, su pulso llegaba a duplicarse y la presión sanguínea aumentaba considerablemente. Este mismo proceso lo seguirían después los cosmonautas soviéticos en sus entrenamientos. La adaptación de los animales al pequeño espacio que tenían en el Sputnik 2, requirió que permanecieran en compartimentos cada vez menores y por un periodo no superior a 20 días. El confinamiento forzado provocó problemas en las funciones excretoras, incrementando su agitación y deteriorándolos físicamente.
Al principio de la misión dos asistentes eran los encargados de vigilar constantemente a Laika. El día antes del lanzamiento el Dr. Vladimir Yazdovsky llevó a su casa a Laika para que jugara con a sus hijos. En sus memorias el científico escribe: “Yo quería darle a ella algo agradable, pues presentía que le quedaba poco tiempo«.
En 1957 la URSS dijo que el viaje había sido un éxito y que recibieron señales vitales de la perra hasta 7 días después de su lanzamiento, pero durante años la antigua URSS dio datos contradictorios sobre su muerte, diciendo que había muerto por asfixia al fallar las baterías o que había recibido la eutanasia mediante comida con cloroformo, según lo planeado. En 1999 dijeron que había sobrevivido cuatro días…
Justo antes del despegue, el 3 de Noviembre de 1957, el pelaje se le limpió con una solución de etanol y le pintaron con yodo aquellas áreas donde la perra llevaría sensores para vigilar sus funciones corporales.
El Sputnik fue lanzado ese mismo día (3 de Noviembre de 1957) y las constantes vitales de la perra seguidas telemáticamente por el control de tierra. Al alcanzar la máxima aceleración después del despegue, el ritmo respiratorio del animal aumentó de 3 a 4 veces más de lo normal y su frecuencia cardíaca pasó de 103 a 240 pulsaciones por minuto.
Al alcanzar la órbita, la punta cónica del cohete se desprendió, pero la otra sección que también tenía que hacerlo el “Block A” no lo hizo, impidiendo que el sistema del control térmico funcionara correctamente. Lo que sí se desprendió de manera poco conveniente fue el aislamiento térmico y como consecuencia de esto la cápsula alcanzara una temperatura interna de 40º C. Tras tres horas de microgravedad el pulso de la perra descendió a 102 pulsaciones por minuto, tardó bastante más en tranquilizarse que cuando lo habían entrenado, esto indicaba al estrés al que estaba sometida la perrita. Eso sí agitada o no el apetito no lo había perdido.
Pero todos estos datos pararon entre los cinco y las siete horas después del despegue.
El cohete no estaba preparado para regresar a la tierra de forma segura por lo que los rusos ya sabían que Laika no sobreviviría. Es normal si tenemos en cuenta que todo se hizo en cuatro semanas. Los científicos planearon sacrificarla a los diez días con comida envenenada, por suerte murió pocas horas después del despegue.
El ataúd de Laika fue el propio Sputnik, que tras 2.570 vueltas a la Tierra, se desintegró en el aire el 14 de abril de 1958.
Después de Laika ninguna otra misión con perros como pasajeros fue lanzada sin que existiera un sistema para el retorno seguro del animal. La deliberada muerte de Laika desencadenó un debate mundial sobre el maltrato animal y los avances científicos a costa de pruebas con animales. Aunque varios habían perecido en misiones de los Estados Unidos en los nueve años previos al Sputnik 2 .
Laika fue el primer enviado al espacio sin esperanzas de ser recuperado. Varios protectores de los derechos de los animales protestaron frente a las embajadas soviéticas. Dentro de la Unión Soviética hubo menos controversia ya que no fue abiertamente cuestionado por los medios de comunicación.
Publicado por Cuida Tus Mascotas.