Cuando tenemos una mascota nos puede ocurrir como cuando tenemos nuestro primer hijo, y es que no sabemos exactamente cuándo acudir a un veterinario y cuando no es necesario. Por ello, el artículo de hoy intentaremos analizar algunas de las situaciones que implican que tenemos que acudir a visitar al especialista.
Síntomas que indican la necesidad de acudir al veterinario
En primer lugar empezaremos por los síntomas de problemas y enfermedades menos preocupantes pero que requieren revisión médica.
Evidentemente, si nuestro perro presenta algún tipo de lesión, es aconsejable acudir en todo caso al veterinario, pero siempre daremos una mayor importancia cuando observemos que son heridas abiertas de cierta magnitud o cuando vemos que disminuyen la movilidad de nuestra mascota, ya que existe la posibilidad de que algún hueso se haya roto o inclusive que exista algún tipo de lesión más seria relacionada con ligamentos, músculos, etcétera.
Por otra parte, también deberemos acudir si vemos que nuestro perro presenta algún tipo de letargo o modifica su comportamiento de forma destacable, ya que puede estar desarrollándose algún problema que todavía no se ha llegado manifestar pero está en camino de hacerlo.
En general, siempre que exista algún tipo de duda deberemos acudir cuanto antes a nuestro veterinario para evitar males mayores.
Los casos de urgencia veterinaria
No obstante, también existen los casos de urgencia veterinaria, y son aquellos en los que no podemos esperar, ya que la vida de nuestro compañero puede correr serio peligro.
Entre ellos podemos pensar en accidentes que llevan a la inconsciencia de nuestro compañero, aquellos que hacen que llore incesantemente o no sepa cómo ponerse (puede implicar una fractura que en principio no sea grave, pero si no acudimos a tiempo puede acabar afectando a algún órgano), también acudiremos de urgencia si nos encontramos con el caso de que nuestro perro respire con mucha dificultad, si su pulso se ha debilitado en exceso, en el caso de que se produzca ahogamiento, si recibe un fuerte golpe en la cabeza y aunque siga consciente no parezca reaccionar, si ha sido atacado por otro animal (ya que puede estar infectado con algún tipo de enfermedad y podría contagiarla a nuestro perro), si observamos bultos extraños que ha crecido en muy poco tiempo o incluso apreciamos zonas de la cara hinchadas.
En definitiva, todos más o menos estamos capacitados para decidir el momento en el que tenemos que llevar a nuestro perro al veterinario. Hay que tener en cuenta que en caso de duda siempre es mejor acudir que esperar a ver el resultado.
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