Recientemente estuvimos hablando acerca de lo que expresa un perro con el movimiento de la cola, pero lo cierto es que también podemos aprender mucho de otras acciones realizadas con diversas partes de su cuerpo. Hoy nos vamos a centrar en lo que expresa un perro con sus orejas.
Orejas rectas y torcidas hacia el frente
Esta es una de las posturas habituales de las orejas en los perros. Por norma general implican que el animal está prestando una especial atención a algo que está ocurriendo en su entorno. Este comportamiento suele ir acompañado de giros de cabeza hacia los lados, lo que indica que presta la máxima atención.
Sin embargo, si se encuentra levantado y con la cola erguida a la vez que cierra el hocico, es una muestra de que probablemente esté planteándose atacar.
Si las tuerce mucho hacia delante y arruga el hocico mostrando los dientes y manteniendo la mirada fija quiere decir que sin duda se encuentra en actitud amenazante, por lo que deberemos extremar las precauciones en estos casos.
Orejas torcidas hacia atrás
Otra postura habitual que podemos presenciar en nuestros perros es la colocación de las orejas torcidas hacia atrás. En estos casos suele significar que tiene miedo por algo que está ocurriendo en el momento.
Es importante que tengamos en cuenta que este miedo puede acabar desembocando en defensa, es decir, que el perro acabe atacando para acabar con aquello que le produce miedo.
Si vemos que enseña los dientes deberemos extremar las precauciones. Sin embargo, si no consigue mantener la mirada fija, ni enseña los dientes, por norma general simplemente se encuentra en un estado de estrés, que en principio no desembocaría en agresividad, aunque está claro que deberemos evitarlo en la medida de lo posible.
Orejas completamente relajadas
También es frecuente que los veamos con las orejas completamente relajadas, las cuales se mueven con total libertad. Generalmente, este comportamiento viene acompañado por la boca abierta, mirada simpática y juegos, por lo que está claro que estamos presenciando un comportamiento relajado y sin estrés alguno.
Probablemente querrá descansar tranquilamente o incluso es posible que tenga ganas de jugar con nosotros o con cualquiera de los animales que se encuentren a su alrededor.
Estos son algunos de los movimientos más frecuentes, aunque también cabe destacar que cada perro es un mundo, por lo que muchas veces presentarán matices especiales que no van descritos en las pautas anteriores.
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