Algunos animales comen heces por rutina, otros no tienen este hábito pero lo pueden hacer en condiciones inusuales. El hábito de ingerir heces recibe el nombre de coprofagia. Son coprófagos los seres que se alimentan de heces de otros animales, como el escarabajo del estiércol o escarabajo pelotero. Este comportamiento es apreciable en algunas de nuestras mascotas, como perros, conejos, hámster y raramente en los gatos.
En el caso de los perros debe considerarse una actitud sucia, en el caso de los conejos y roedores es un proceso natural, ya que realizan la digestión en dos veces por lo que la ingestión de sus excrementos es necesaria para asimilar todos los nutrientes.
En la naturaleza los animales que comen heces en momentos concretos es amplia. Los Iémures del género Lepilemur, con una dieta basada en hojas de difícil digestión, comen sus heces para obtener la totalidad de los nutrientes. Los gorilas comen sus propias heces e incluso las de otros gorilas. Las madres koalas se alimentan de hojas de eucalipto, que son venenosas. Su aparato digestivo puede tolerar esta dieta mortal gracias a que su estómago contiene unas bacterias especiales que neutralizan la toxicidad del eucalipto. Las crías no nacen con estas bacterias y sin ellas no podrían obtener los nutrientes de estas plantas, por esta razón la mamá koala alimentará a sus hijos con una especie de papilla semidigerida que la madre produce por el ano. Las crías de elefantes comen las heces de sus progenitores. Los elefantes pierden esta costumbre en la edad adulta. Hace unos meses saltó a la prensa el caso de Susi, una elefanta del Zoo de Barcelona que deprimida a raíz de la muerte de otra elefantita, compañera de encierro, comenzó a comer sus propios excrementos. Una gran movilización social, que incluso alcanzó a la Casa Real dirigiendo la reina Doña Sofía una carta al Zoo de Barcelona, hizo que el establecimiento colocase a la elefanta en un recinto más amplio y con una nueva compañera,Yoyo, una elefanta africana.
Conejos
El conejo ingiere bolitas de excrementos cuya consistencia difiere claramente de las heces normales, reciben el nombre de cecotrofos y son unas heces blandas (en forma de racimo de uvas) de alimento a medio digerir que vuelven a comerse. Con esta conducta se asegura la ingestión de vitamina B, presente en las heces especiales que ingiere directamente del ano. La formación de estas bolitas tiene lugar unas seis horas después de la última comida, hacia media noche en el conejo doméstico, por lo que pasa inadvertido para la mayoría de los propietarios. El animal pone su cabeza entre las patas traseras y simplemente parece que se estuviera aseando la parte genital. La ingestión
de tales bolitas se efectúa en una cantidad suficiente para llenar la tercera parte del estómago, poco más o menos. Es necesario que los gazapos coman cecotrofos de la madre porque nacen sin las bacterias necesarias en su sistema digestivo.
Hámster y cobaya
Debido a que los roedores como el hámster cuentan con un sistema digestivo distinto al de los rumiantes, no pueden asimilar todo el alimento, por lo que producen dos tipos de excremento. Uno está parcialmente digerido, y contiene gran cantidad de nutrientes, y otro que es desperdicio. Practican la coprofagia, al consumir el excremento que está repleto de nutrientes que son digeridos completamente. Una característica peculiar del cobaya es que tiene una cavidad al final del recto donde se sintetizan unas encimas y se elaboran excrementos con ellas, después de ser expulsados el cobaya los ingiere, ya que estas encimas son imprescindibles para la digestión y no las pueden obtener por la dieta.
Gatos
El consumo de excrementos es una conducta normal en las gatas con crias menores de 30 días. La hembra estimula los reflejos urogenitales de los gatitos y la eliminación mediante el aseo del perineo. La hembra
consume Ios productos de eliminación. Este proceso estimula la evacuación en los gatitos pequeños. Además la coprofagia mantiene la higiene y reduce los olores en la caja de crianza. Por lo tanto, la coprofagia es una conducta que contribuye a la supervivencia en los gatos porque reduce los factores que podrían atraer a los predadores al sitio de la crianza. Los gatos no suelen mantener esta conducta después del destete de los gatitos y es un comportamiento que raramente vamos a encontrar en el gato adulto.
Perros
La coprofagia en el perro, al igual que pasaba en el gato, es una conducta normal en las hembras que han parido y amamantan a sus cachorros también los cachorros cuando empiezan a explorar el mundo pueden sentir curiosidad por comer los excrementos de sus hermanos. Los perros tienen el instinto natural de comer los excrementos de vacas, caballos y otros grandes animales herbívoros, es un comportamiento carroñero, que demuestra la capacidad de supervivencia de la especie, dado el alto valor nutritivo de estas heces también comen la materia fecal del gato, que contiene gran cantidad de proteínas. Hasta aquí se trata de conductas naturales, aunque nos puedan parecer desagradables, sin embargo comer las propias heces o las de otros perros adultos es una muestra de inadaptación, estrés o malestar en el perro.
Coprofagia canina
El tipo de alimentación que el perro recibe no es causa directa de la coprofagia, aunque pudiera ser que una ausencia de suficiente fibra en la dieta derive en esa conducta. Lo adecuado es dar al perro un alimento de alta calidad dividiendo la ración en dos tomas diarias, así evitamos que el perro se inicie en la coprofagia para complementar sus horarios
de comida. En algunos casos una insuficiencia digestiva hace que parte de los nutrientes se eliminen en las heces sin asimilarse, lo que provoca en el perro una reingesta para compensar tal situación.
Nos encontramos frente a un vicio de origen neurótico, una aberración del gusto. El trastorno aparece en animales aburridos y en aquellos que viven confinados en pequeños espacios, por la necesidad de mantener el entorno limpio. Cuando el propietario no retira a diario estos excrementos la única manera que el animal tiene de hacerlos desaparecer es su ingesta. Otro motivo es la necesidad de llamar la atención, si casualmente se come las heces y observa que ello provoca una reacción de disgusto en el propietario, repetirá el comportamiento para seguir recibiendo atención. La coprofagia es una conducta imitativa, el perro coprófago es copiado por aquellos otros perros que conviven con él, por lo que es necesario mantenerlo aislado.
Tratar el problema
Es necesario acudir al veterinario para descartar patologías o tratarlas en su caso, tales como diarreas, insuficiencia pancreática, pancreatitis, etc. En todos lo casos han de eliminarse rápidamente los excrementos, para que el perro no tenga acceso a ellos. , Los perros afectados de coprofagia deben tenerse aislados de otros perros, para evitar que ingieran sus excrementos. Si el perro consume heces durante los paseo cotidianos será necesario mantenerle siempre sujeto con la correa o ponerle un bozal. Se puede tratar de crear una aversión a las heces en el animal, para ello es necesario rociarla de algún producto cuyo sabor sea desagradable, también existen una pastillas de venta en veterinarios para este problema, se llaman DETER y hacen que las heces tengan mal sabor, es un tratamiento de 3 meses seguidos dándole una pastilla diaria.
Publicado por Cuida Tus Mascotas
Fuente: Pelo, Pico, Pata